La rinoplastia es uno de los tratamientos tradicionales más recurrentes entre los pacientes que quieren modificar su nariz y obtener el rostro que siempre han deseado. Hasta el momento lograr este objetivo tan solo podía hacerse a través de la rinoplastia tradicional, pero gracias a la última tecnología hoy podemos hablar de rinoplastia ultrasónica.
Esta técnica permite a través de un dispositivo ultrasónico corregir las estructuras nasales evitando dañar los tejidos blandos. Además ofrece una recuperación rápida y menos inflamación.
Entre los beneficios de esta técnica avanzada destacan:
- Precisión a la hora de desarrollar la técnica gracias al uso de un material más avanzado y novedoso.
- Reducción en la aparición de moratones o posibles inflamaciones tras la operación, ya que los huesos y tejidos no sufren los golpes con martillo más comunes en la rinoplastia tradicional.
- Recuperación más rápida y menos dolorosa, diferente a la que existe con los métodos tradicionales ya que se reduce el traumatismo.
- Aumento de la satisfacción del paciente ya que el dolor disminuye y la vuelta a la vida diaria es mucho más rápida.
Es importante destacar que al existir un único corte entre las fosas nasales la cicatriz prácticamente es imperceptible para el ojo humano y las marcas son casi inexistentes. La cicatriz suele siempre preocupar al paciente ya que es «lo que queda vigente de su intervención».

¿Cómo se realiza el proceso?
La rinoplastia ultrasónica suele durar alrededor de dos o tres horas y en la mayoría de casos se realiza bajo anestesia general aunque también es posible hacerla con local y sedación. Se trata de una técnica innovadora que permite una mayor seguridad en el proceso y en la intervención. Tras la operación se colocan unos tapones que estabilizan el tabique nasal que, posteriormente y pasados 7 días, se tendrá que retirar.